«En todas las almas, como en todas las casas, además de fachada, hay un interior escondido.»
Saramago terminó de escribir Claraboya a los treinta y un años y entregó el manuscrito a una editorial de la que solo obtuvo respuesta cuarenta años más tarde, cuando era un escritor consagrado.
Ahora, ve la luz esta novela que su autor se negó a publicar mientras él viviera y que es "la puerta de entrada" a su universo literario.
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